Hace poco leí una algo de un escritor español que me toco como hasta la medula mas o menos, porque se refería a la sensación extraña y, a la vez reconfortante, que tenemos los que un día decidimos tomar una maleta y dejar nuestros países natales.
Parte de la cita decía que dejar la tierra donde naciste era algo así como un estado de discretísima melancolía y soledad. Bueno, en mi caso, ese estado no es nada discreto.
A los dos meses de llegar a Miami creo que ya había sobrepasado la capacidad de tolerancia de mis amigos, con mis quejidos y lamentos de cómo aquí nada era igual. Y es que por su puesto que nada es igual! Si ya no estoy en Caracas! De verdad que no entiendo como ninguno de ellos me respondió diciéndome eso. Desde el fondo de mi cordura (ahora recuperada de la melancolía) les agradezco la paciencia. Y es que ellos también pasaron por lo mismo que yo, es una especie de novatada que debemos pagar los inmigrantes.
No esta fácil eso de no encontrar personas afines a ti. Personas que se rían si citas a un personaje de la Radio Rochela o que entiendan que estas siendo sarcástico si dices “Dios mío MESMO” y no es, ni que te equivocaste al pronunciar, ni una mala costumbre de los venezolanos de cambiar las letras de las palabras. Es que esas pequeñas cosas que surgen de la cotidianidad cultural son muy importantes. Y como se extrañan cuando están lejos! O por lo menos yo las extraño mucho!
Supe que mi melancolía por la cultura popular venezolana había llegado al límite un día que me encontré saboreando gustosamente unos dandys y, disfrutándolos!!! Bueno, tengo que acotar que nunca me han gustado los dandys!!!! Ni siquiera cuando era una niña que comía como desaforada cuanta chucheria se me atravesara por el camino.
La cosa llego al colmo una noche que estaba en mi computadora, tratando de sustituir mi sociedad real por una sociedad virtual, cuando uno de mis ex novios me envió un email. Un ex novio de esos que uno los ve y piensa: “para atrás ni para agarrar impulso” Bueno, eso lo hubiera pensado en mi sano juicio. Pero con mi juicio alterado lo que realmente paseó por mi cabeza fue agarrar un carro y manejar sin paradas cuatro horas seguidas hasta Tampa!!!! A Dios Gracias que todavía no tengo carro!!!
Ese fue el punto de quiebra, ese donde te das cuentas de que no estas bien, de que estaba como intoxicada, que tenia que tomar medidas urgentes. Y así lo hice. Poco a poco fui tratando de no mirar las cosas de reojo, como con asco. Y entonces, por primera vez desde que llegue, pude ver lo bonita que es Miami, que si uno quiere puede ser un lugar bien tranquilo y, a la vez, súper agitado. Pero creo que todos los lugares son asi, verdad? Al final uno puede hacer lo que quiera, donde quiera, solo dependa de la ganas que le pongas a la cosa.
P.D.: Tengo que ser justa y aclarar que el pobre ex novio que mencione anteriormente, no es tan malo. De repente y hasta voy a visitarlo pronto :)
No comments:
Post a Comment