Wednesday, February 16, 2011

En busca de una experiencia cultural

Cada vez que intento acercarme a algún evento cultural en mi Miami, la experiencia no siempre es del todo satisfactoria. Siempre me queda como ese sentimiento de que algo falto, como una especie de vacío que hizo falta que el teatro, la opera, la zarzuela o los musicales llenaran.
La primera vez que me paso esto fue cuando montaron Cats en, The Adrienne Arsht Center for the Performing Arts of Miami, fui con mis padres y mi hermana. Nos vestimos y acudimos al teatro con toda la solemnidad de caso, tengo que reconocer que los lugares eran malísimos, casi los últimos del teatro, pero eso no disculpa el hecho de que no se escuchaban las canciones, hubiese pensado que en ese centro de artes, pues la acústica era muy buena o, en su defecto el montaje del sonido solucionaba cualquier problema con ella ayudado en la mas reciente tecnología, después de todo esto es EEUU y disponemos de muchos recursos. Bueno, lo cierto es que no fue así. No se escuchaba bien, no se entendía nada, parecía un gran murmullo de personas a una distancia infinitamente lejos de nuestros asientos. Mi mama no pudo mas con el sueño que le produjo no entender nada y, no ver nada tampoco (la visualización desde los asientos tampoco era buena) que sucumbió a los brazos de Morfeo y se quedo dormida. En fin, seguí la historia, intente escuchar las canciones y atender a los movimientos felinos de los gatos, pero igual al terminar, sentía un gran vacío, una sensación de que a lo mejor si hubiese estado en Nueva York, toda la experiencia hubiese sido diferente.
Después de eso, probé con la Opera, fui a ver Carmen, esta vez compré mejores asientos, más cercanos. Otra vez, al llegar al teatro me encontré con un publico serio, elegante y distante, esperando por el comienzo de una de las obras maestras de George Bizet. El sonido estuvo mejor que en Cats, pero definitivamente la arquitectura del teatro no tiene muy buena acústica. (O, quizá, sea yo que me estoy quedando sorda ja ja ja) El montaje estuvo tan aburrido, que deseaba, en el segundo acto, contarle a Don José que Carmen lo abandonaría por un torero a ver si acelerábamos el proceso y así, yo podía regresar a mi casa.
Mi tercer intento fue hace un par de semanas, cuando fui a ver “Monólogos de la Vagina” No estaba esperando mucho de esta pieza contemporánea, pero luego de tener tantos años en escena, algo debe hacerla especial pensé. Así que decidí ir con mis amigas a verla, compre los boletos y fui a ver la función con Charityn, Rosalyn Sánchez y Sandra Calero. Esto fue en el Trail Teather, el montaje fue sencillo y sobrio, bastante elegante. Pero esta vez, lo que me dejó un vacío fue el público, mucho mas relajado e informal que el publico que acude a The Adrienne Arsht Center for the Performing Arts of Miami. La obra recorre las experiencias de muchas mujeres que la autora entrevistó, convirtiendo en monólogos las historias que escucho durante su investigación. La mayoría de los monólogos son comedias, pero balanceados con dosis dramáticas. Fue en esos momentos dramáticos cuando desesperé. Se encontraba Charityn, interpretando a una mujer de 70 años o más, a quien nunca le habían hecho el amor y, además padeció de Cáncer y tuvo que ser sometida a una histerotomía, la interpretación de Charityn me sorprendió, muy buena actriz, muy convincente y conmovedora actuación. Ahí estaba una actriz, haciendo un gran performance, llorando sobre las tablas, totalmente metida en el personaje, y que hacia el publico? Se reía!
Era como si alguien les hubiese dicho que fueron a ver una comedia y que en consecuencia bebían reírse en todos los actos! Sin importar que situación se estuviese representando! No salía de mi asombro, volteaba y miraba y observaba a esa gente riéndose de semejante historia de dolor.
Otra vez, terminó la obra y quede con un vacío, una sensación de que algo faltó. De que si hubiese presenciado la misma obra en otra ciudad, hubiese sido completamente diferente. Espero tener mejor suerte la próxima vez que me acerque la cultura Miamera. Porque hasta ahora el único espectáculo al que he asistido y me dejó ese vacío fue el Cirque du Soleil.

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