Saturday, February 11, 2012

Venezuela a la distancia.

Pensar en Venezuela desde la distancia, imaginar a Venezuela, recorrer con los recuerdos las calles de la infancia, bien sean en Caracas, Maturín, Mérida o cualquier ciudad, pueblo o caserío Venezolano, no siempre es un ejercicio claro, mucho menos objetivo.
No sé si le pasara a cualquier inmigrante, originario de cualquier lugar en la tierra. Desde mi subjetividad venezolana, con todos mis supuestos básicos subyacentes fuera de la cajita, puedo contar lo que percibo de mis compatriotas y lo que siento mientras ejercito la memoria. Los venezolanos alejados de nuestro país, tenemos recuerdos a pedazos, nunca enteros. Coincidimos siempre, en lo bella que es Venezuela, así en femenino, porque Venezuela es nombre de mujer. Y no solo mujer, tambien de madre. Madre de todos los que nacimos en sus tierras. Y como es de esperarse, la madre siempre es la mujer más bella del mundo a los ojos de sus hijos. Pero, en este caso, nuestra percepción de la belleza de Venezuela, no es infundada. Es un país donde los doce meses del año el clima es perfecto, es una eterna primavera. Rodeada de montanas, ríos, lagos y playas que hacen que sus paisajes le quiten el aliento a más de uno.
En el liceo, en Geografía Universal, nos explicaban que existen cinco básicos ecosistemas en la tierra, acto seguido se nos recordaba que en Venezuela, teníamos cuatro de ellos y, que este prodigio natural, no pasaba en todos los países sin importar que tan extensos en territorio fuesen, porque no tenían la ubicación geográfica privilegiada que tiene Venezuela. Además, contamos con riquezas naturales infinitas, pero nos recordaban que los recursos naturales, no son renovables, así que había que cuidarlos. Como buena madre, Venezuela, saca de sus entrañas lo necesario para alimentar y satisfacer las necesidades básicas de todos sus hijos, por eso fue que seguramente el subsuelo venezolano se lleno de Petróleo, gas, oro, diamantes y, ahora, parece que también de Uranio y quien sabe cuántos otros minerales.
Todo suena perfecto. Pero la trampa esta en los administradores de todos estos recursos, en los hijos rebeldes y egoístas de Venezuela, de esos que existen en todas las familias. Estas personas se han dedicado a desangrar y despilfarrar las profundidades de Venezuela, a repartirlas desigualmente y sobre todo a repartirlas fuera de las fronteras venezolanas. No se trata de no querer compartir o ayudar al vecino, no! Se trata de que mientras la casa se caiga, los hijos pasen hambre y se maten como Caín y Abel todas las semanas y, se siga deteriorando cada rincón del país, hay recursos que deberían estar destinados a construir el desarrollo de nuestra patria, pero no son usados para eso, sino para comprar voluntades políticas en naciones extranjeras. Llevando a nuestra bella Venezuela a caerse a pedacitos cada día que pasa. Mientras dure esta ofensa de administración pública liderada por uno de sus hijos más infames, los recuerdos de los que estamos lejos, seguirán siendo como pedazos de una fotografía que se rompió y tratamos de armar desesperadamente… Ya es tiempo de cambiar al hijo que administra los recursos de la madre patria.

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